Ciertamente, cuando leemos el título de esta entrada muchas cosas se nos vienen a la cabeza. En más de una ocasión se a señalado la participación de Hitler durante la Primera Guerra mundial como una época definitoria en su vida. Por tanto, zambullirse en la exploración de este periodo nos acerca a un sinfin de polemicas y discusiones, las cuales llevan a preguntas como: ¿Carecio Hitler de capacidad de liderazgo durante su servicio?, ¿fue, o no, un buen soldado?, ¿fue gracias a sus experiencias en el frente que desarrollo su ideologia?, o por el contrario ¿se trataba unicamente de un "nacionalista" (entre comillas, porque hay que señalar que era Austrohúngaro, y no Alemán) que quizo luchar hasta el final por su país, viendose envuelto en el caos de la posguerra?
Para evitar caer en subjetividades, empecemos diciendo echos confirmados; como el que Adolfo estuvo estacionado durante buena parte del conflicto en el frente occidental luchando contra los franceses. Un lugar que ocuparia desde los primeros inicios de la guerra, hasta poco antes de su gran final. Y aunque las condiciones de vidas eran desastrosas, lo cierto es que el mismo dijo en su momento que lo consideraba como el mejor momento de su vida. Textualmente su famosa cita reza:
No estoy avergonzado de decir que, arrastrado por mi entusiasmo, me arrodillé y agradecí al Cielo desde el fondo de mi corazón... por haberme permitido vivir en ese tiempo
Adolf Hitler.
¿Pero de donde salio Hitler?, ¿y que experiencias moldearon su personalidad fuerte, misma que lo orillaria a hacer tales declaraciones? Ya te adelanto que si bien exploraremos todo el trasfondo de este hombre, no llegare a escribir sobre su vida durante la época de posguerra, y como termino formando parte del partido Nazi, ya que esa historia se aleja mucho de lo planteado en el título y por ende de la época que me interesa dar a conocer. Por tanto, el viaje iniciara en su infancia, y acabara poco después de la caida del Imperio Alemán, haciendo alguna que otra mención a lo ocurrido años después. Habiendo aclarado aquello, comencemos.
PRIMEROS AÑOS (LA VIDA EN AUSTRIA)
Adolf Hitler nació el 20 de abril de 1889 en Braunau am Inn, por entonces parte del Imperio Austrohúngaro. Hijo de Alois Hitler, y su tercera esposa Klara Pölzl. Ambos eran primos, y se enamoraron después de que Klara llegara con dieciséis años a trabajar como sirvienta a la casa que Alois compartía con su segunda esposa Franziska Matzelberger; y aunque el austriaco estuvo dispuesto a casarse con Pölz desde el inicio, tuvo que esperar a que su mujer (que estaba muy enferma) falleciera para llevar a cabo el matrimonio, ya que los divorcios no eran permitidos en el Imperio Austro Hungría.
Fue durante esta misma época que el padre de Adolf decidió adoptar formalmente el apellido de su padrastro, por lo que fue al registro con documentación en mano, probando que un hombre llamado Johann Georg Hiedler fue quien lo crio, debido a que se casó con su madre luego de la desaparición del padre sanguíneo, el cual solo le había heredado el apellido Schicklgruber a su hijo; por lo que sería este el inscrito en el acta de nacimiento. Y aunque costo un poco, con el apoyo de su familia Alois finalmente logro el reconocimiento que quería, y se le aprobó el cambio de apellido por el de Hiedler; sin embargo, debido a un error de tipeo se registró en la oficina del gobierno en Mistelbach el nombre de «Alois Hitler». ¿Quién fue e culpable de este cambio? Es un misterio que continua hasta nuestros días.
Como dato curioso, es debido a este cambio que mucho del trasfondo familiar de Adolfo se desconoce, al punto de que el mismo ocupo buena parte de sus años en el poder creando un pedigrí de su historia familiar para ser expuesto al público, entregando de esa forma la posibilidad de que la población constatara que el füher no tenía sangre judía.
Ahora bien, desde sus primeros años no se encontró solo, ya que crecería junto a la compañía de sus hermanastros Alois Jr. y Ángela, así como su hermana Paula. Hitler seria el cuarto hijo de los ochos nacidos en el matrimonio de Klara y Alois, convirtiéndose en uno de los pocos que sobreviviría sus primeros años, ya que el resto de sus hermanos morirían al poco de nacer, lo que orillo a que su madre lo consintiera y cuidara mucho...
Debido al oficio paterno como funcionario de adunas, la familia tuvo que moverse mucho de un lado al otro: desde Großschönau (Alemania), a Passau (Alemania) y luego a Linz (Austria). Por si fuera poco, el joven Adolf no era un muy buen estudiante en el instituto, pues presentaba un comportamiento testarudo y desafiante que marcaría sus años escolares.
Seria por estos años que sufriría sus primeras experiencias con el reaccionario temperamento de su padre, quien al enterarse de la rebeldía de su hijo lo golpeaba a menudo intentando corregir su comportamiento. Al inicio, el pobre niño lloraba con una fuerza tal que parecía que se le iba a desgarrar la garganta, sin embargo, con el tiempo se acostumbraría a los maltratos y como respuesta desarrollaría un carácter férreo que cargaría el resto de su vida.
“Era especialmente mi hermano Adolf quien empujaba con su obstinación a mi padre a la severidad extrema y recibía cada día una buena tanda de golpes. Él siempre lloraba cuando mi padre llegaba”.
PAULA HITLER. HERMANA MENOR DE ADOLFO.
Para su mala pata, parecía que la fortuna aun no terminaba de apalear al joven Hitler, quien nada más regresar tuvo que atender la enfermedad de su madre, que padecía cáncer de mama; mismo padecimiento que terminaría matándola el 21 de diciembre de 1907. De este modo Adolf perdía a la persona que más había querido hasta entonces, ya que, gracias a los extremos cuidados de su madre en su infancia, se había desarrollado entre ambos una muy estrecha relación madre-hijo. El médico de la familia testificaría que nunca había visto a alguien tan abrumado por el dolor como Hitler.
Por otro lado, la muerte de su ultimo progenitor dejo al austriaco en la más agravada miseria, motivo por el cual decidió que no podía quedarse más tiempo en Linz; así que retorno a Viena, aun con esperanzas de iniciar una carrera en las artes. Para eso, volvió a postular a la Academia de Bellas Artes, fallando nuevamente en el examen de ingreso. Ya sin recursos, el joven acabaría como vagabundo en las calles teniendo apenas 20 años. Fueron años duros para él, debido a que tuvo que refugiarse en centros de acogida de personas sin hogar, ganando algunas monedas vendiendo postales que el mismo pintaba, pretendiendo ser estudiante de arte. A pesar de que seguía recibiendo una pensión de orfandad, la falta de un objetivo y un propósito en su vida evitaban cualquier progreso para Hitler, quien parecía haber perdido la motivación. En consecuencia, gastaba su tiempo yendo a la ópera, en compañía de su buen amigo August Kubizek, un austriaco que Hitler había conocido en 1907, y de quien se amisto aprovechando sus gustos compartidos por la música de Richard Wagner.
Un año antes de la guerra, en 1913, se asentó en el extranjero, llegando a las calles de Múnich en el Imperio Alemán. Se teoriza que escapando del servicio militar austriaco. Sin embargo, fracasó, porque en enero de 1914, un policía lo tomó bajó custodia y lo llevo al consulado austriaco, donde seria declarado no apto para el servicio, luego de reprobar el examen médico de Salzburgo, por lo que volvió a Múnich. Curiosamente, con el tiempo Hitler escribiría que cuando la guerra estalló en Alemania, quedo tan aturdido por el entusiasmo de la multitud germana que cayó de rodillas, y rápidamente busco un centro de reclutamiento, en donde consulto si podía alistarse en el ejército alemán pese a ser extranjero. Para su alegría los alemanes lo aceptaron, y para el 16 de agosto se volvió miembro del equipo reservista de Baviera. Diez semanas de entranimiento le seguirian.
Su regimiento, el regimiento “Linz", vería el combate recién el 29 de octubre de 1914 en la batalla de Ypres. Misma que se tornaría en una lucha sangrienta que duraría semanas. Sin embargo, al poco tiempo y gracias a sus aptitudes el joven recluta lograría ser ascendido a cabo en noviembre del mismo año, así como que se le condecorase con la cruz de hierro, aunque el motivo específico se desconoce. Puede que, gracias a su confiabilidad, como elemento de enlace entre los despachos. Sus compañeros por el otro lado, tenían una visión mucho menos halagadora para Adolfo, a quien veían con preocupación, afirmando que:
A finales de 1914, Hitler condenaría abiertamente la tregua de navidad, rompiendo su faceta de soldado tímido. Pues como auguraban sus colegas, se había vuelto en un fanático del conflicto. "Algo así no puede estar en discusión", dijo mientras las tropas británicas y alemanas se reunían en tierra de nadie frente a las trincheras, con la disposición de pasar la noche buena."Lo maldeciamos y lo encontrabamos intolerable. Habia un cuervo blanco entre nosotros que no quería seguirnos la corriente cuando maldecíamos la guerra".
Tal como al inicio, es difícil precisar cuándo estas ideas extremistas se formaron, pero lo que es seguro es que su paso por Viena ayudaría a germinar estos valores que tuvieron rienda suelta durante la Gran Guerra. El antisemitismo era generalizado en la capital austriaca cuando Hitler vivió ahí. De hecho, el alcalde mismo se identificaba como un antisemita, y varios boletines conservadores transpiraban las mismas creencias. En cuanto a su nacionalismo por Alemania, siendo que era austriaco, tenía relación con el hecho de que hasta hace relativamente poco ambas naciones habían sido parte de la confederación germánica (1815-1866), la cual fue una unión establecida en 1815 por el Congreso de Viena que agrupó a 39 Estados germanos en una confederación de Estados soberanos bajo la presidencia de la Casa de Austria. Así pues, Hitler apoyaba la reunificación de todos los pueblos étnicamente germanos, y sería uno de sus objetivos durante la antesala de la segunda sala. Algo parecido había pensado Otto von Bismarck (estratega, planificador de la reunificación de Alemania) tiempo atrás, ya que consideraba que con un Imperio Alemán fuerte la multiculturalidad Austrohúngara no tendría cabida. "Un pueblo, una nación", era una de las consignas que más se escuchaban en esos años; motivo por el cual muchos imperios vieron como sus estados se independizaban.
Entre marzo de 1915 y septiembre de 1916, el regimiento de Hitler participaría en la guerra de posición siendo ubicados en las trincheras del frente occidental. En concreto, tuvieron que defender una trinchera de dos kilómetros de longitud en Frormelles (Francia). Con el fin de la segunda batalla de Fromelles, el equipo se trasladaría para pelear en la batalla del Somme. Durante estas experiencias Hitler fue considerado como un soldado «correcto», pero, según se informa, impopular entre sus compañeros debido a una actitud poco crítica hacia los superiores. «Respetar al superior, no contradecir a nadie, obedecer a ciegas», dijo, describiendo su actitud mientras era enjuiciado por el Putsch de Múnich en 1923.
Sin embargo, esta disciplina no evitaría que recibiera una herida de metralla en el muslo, la cual lo dejaría fuera del servicio activo hasta marzo de 1917. Durante este momento de convalecencia su regimiento se mantuvo estacionado cerca de Vimy (Francia), y durante el verano en Ypres. Fue en septiembre de 1917 que Hitler tomaría sus vacaciones, pasando el rato en Berlín. Cuando regreso, al cabo de dos semanas, su equipo se movería hasta Champagne. Medio año después, en 1918, Adolf seria condecorado con un diploma del regimiento, así como una placa de herido por su valentía. Siendo la antesala de su participación en la Segunda batalla del Marne. Siendo honestos, por entonces la victoria alemana no parecía un escenario descabellado, pues se había iniciado la ofensiva de primavera (Kaiserschlacht), y el Imperio ruso se había rendido, acabando así con los dos frentes del conflicto, ayudando a que las potencias centrales se enfocaran solo en la parte occidental. Aquí Hitler haría honor de sus reconocimientos, a menudo entregando mensajes a través del fuego enemigo, lo que lo haría acreedor de otra cruz de hierro. Lamentablemente para finales de ese año, la contraofensiva aliada había comenzado, empujando nuevamente a las agotadas tropas alemanas, las cuales ya no tenían el ánimo para seguir peleando. Esto se hizo evidente en lo que fue conocido como "el día negro del ejército alemán" (8 de agosto 1918), pues los aliados fueron capaces de defenderse luego de vencer en la Batalla de Amiens, obligando poco tiempo después a que se firmara un armisticio.
Durante la posguerra, continúo manteniendo una personalidad reservada, sin tener muchos amigos. Pero los pocos que tuvo, lo describieron como alguien tranquilo y serio, pero también muy volátil. Como había probado durante su servicio, muy difícilmente sería un ciudadano normal que se adaptase a la vida civil, ya que de su amor a la guerra y sus ideologías extremistas reharía su vida, para intentar conquistar todo lo que consideraba necesario para la perpetuidad de los germanos. Pero, como aclare al comienzo, todo aquello no se tratará aquí ya que se aleja de nuestro foco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario