Los dirigibles que fueron una visión asombrosa de la tecnología moderna y que llenaron de sueños a los escritores de ciencia ficción y estusiastas de los viajes, se convirtieron rápidmente en símbolos militares de miedo y dominación. Estos gigantes llenos de hidrógeno acompañaron a los ejércitos y guiaron a las marinas a lo largo de la guerra. Su habilidad para volar a grandes alturas, fuera del alcance de los primeros aviones caza, los hicieron ideales para el reconocimiento y hasta para pequeñas misiones de combate, como la detección y bombardeo de submarinos o rutas de suministro. Sus exploraciones proporcionaros información vital acerca del movimiento de las tropas, la posición de la artillería y trincheras de reserva ocultas, pero eventualmente, los nuevos cazas pudieron derribar a los gigantes. Aunque una bala era capaz de perforar un agujero en el casco de una celda de gas, los dirigbles rígidos podían resistir bastante daño antes de ser forzados a retirarse o aterrizar. Para pelear eficazmente contra un dirigible, los cañones antiaéreos diseñados especialmente para granadas explosivas creaban una lluvia de metralla en el cielo y los pilotos de los cazas arriesgaban sus vidas esquivando enemigos para disparar su munición incendiaria y cohetes explosivos a los dirigibles. Una vez en llamas, el gas convertía al dirigible en una bola de fuego gigante de tela y metal incandescente, estrellándose en el suelo sin ninguna esperanza para la tripulación.
En Busca de la eternidad. En este lugar de conocimiento haremos mención a el legado que el tiempo nos ha dejado, conociendo un poco sobre la historia.
domingo, 26 de septiembre de 2021
miércoles, 22 de septiembre de 2021
EXPLOSIONES INCRÉIBLES: LOS BOOMS OLVIDADOS
En varios frentes de la Gran Guerra, grandes cantidades de explosivos creaban cicatrices que aún pueden ser vistas. Montañas enteras en los Alpes italianos fueron destruidas, aldeas en el frente occidental, por la sierra de Messines, literalmente saltaron por los aires cuando grandes cantidades de dinamita explotaron bajo la tierra.
Daño a la estatua de la libertad
Durante la guerra, en 1916, incluso en Nueva York la explosión del "Black Tom" destruyó ventanas en el bajo Manhattan, dañando la Estatua de la Libertad y despertando a personas hasta Maryland. Aproximadamente dos millones de libras de explosivos en el puerto de Nueva York estaban esperando a ser enviados a la guerra cuando explotaron. Inmediatamente se sospechó que habían sido espías alemánes. La explosión fue igual a un terremoto de 5.5 grados.
lunes, 20 de septiembre de 2021
RÍO SOMME (1916)
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Beligerantes | |||||||||
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Francia | imperio Alemán | ||||||||
Comandantes y líderes | |||||||||
Douglas Haig Joseph Joffre Ferdinand Foch Henry Rawlinson Émile Fayolle Hubert Gough Joseph Alfred Micheler | Rupprecht de Baviera Max von Gallwitz Fritz von Below | ||||||||
Fuerza | |||||||||
1 de julio 13 divisiones (390.000 hombres) 11 divisiones (330.000 hombres) julio-noviembre 50 divisiones (1.530.000 hombres) 48 divisiones (1.440.000 hombres) | 1 de julio 10 1 ⁄ 2 divisiones (315.000 hombres) Julio-noviembre 50 divisiones (1.500.000 hombres) | ||||||||
Bajas y perdidas | |||||||||
C. 420.000 [1] [2] [3] c. 200.000 [4] [5] [3] | 434.000-445.000 [6] [3] [5] |
El ataque se planeó de forma inicial como un asalto combinado de franceses y británicos para arrebatar el dominio del frente occidental a los alemanes; pero en el transcurso de 1916 el comandante en jefe británico Sir Douglas Haig necesitaba quitar presión de los franceses, cuyos esfuerzos estaban puestos en contener a los alemanes en Verdún. Un nuevo ataque conjunto en los frentes oriental e italiano podía mermar la capacidad de las Potencias Centrales de intercambiar suministros entre sus frentes, lo que podía suponer un punto de inflexión. En este ataque al frente occidental, trece divisiones británicas y cinco francesas fueron escogidas para atacar al segundo ejército alemán a ambos lados del río Somme.
El principio de este encarnizado bombardeo el 24 de junio contó con 1500 armas pesadas y obuses, y pretendía destruir los puestos alemanes por completo, pero un gran número de proyectiles no fueron efectivos a causa del terreno lodoso y no pudieron dañar el alambre de púas alemán. Cuando los soldados frances y británicos llegaron a la cima el 1 de julio, los defensores alemanes salieron de sus escondites subterráneos y enfrentaron a los británicos con sus armas en mano. Mientras, el ataque francés al sur del río tomó desprevenidos a los alemanes; los ingleses sufrieron un elevado número de bajas al norte del río cuando enfrentaron los búnkeres fuertemente fortificados y el alambre de púas alemán. Una intensa lucha por sectores muy pequeños de territorio en frentes nuevamente abiertos obligó a los alemanes a transferir tropas de Verdún a Somme. La batalla en el Somme se convirtió en una guerra de desgaste y, aunque se enviaron los novedosos tanques Mark I para equilibrar el enfrentamiento y sorprendrer, eran muy poco fiables e incapaces de marcar la diferencia. El invierno terminó la batalla el 18 de noviembre; la Entente ganó 12 km de terreno y sufrió más de 600.000 bajas.