viernes, 3 de agosto de 2018

Hablando del arte III. Salvador Dalí....

Hoy e querido entregarte la ultima entrada correspondiente a la trilogía de Hablando del arte. Durante esta pagina e querido hablar acerca de un artista mucho más "actual", Salvador Dalí. Hace ya algún tiempo leí un poco sobre dalí y su vida tan surrealista, en base a esto e querido hablar de él como ultima parte de la trilogía de análisis del arte. De la obra de Salvador Dalí emerge la más pura esencia del surrealismo, movimiento al que el pintor dedicó su vida, volcando en cada creación sus pasiones, obsesiones y miedos más profundos. Pese a ser un pintor prolífico, del estudio de los cuadros de Dalí podemos extraer una serie de elementos recurrentes con los que intuir, si cabe, un esquema de los anhelos que le empujaron a expresar, a través del pincel, su dramática personalidad.

Para analizar estos recursos comunes prestamos atención a algunas de las obras más emblemáticas del pintor de Figueres: La Persistencia de la Memoria (1931), El Gran Masturbador (1929) y El Ángelus Arquitectónico de Millet (1933). 


Salvador Dalí, pintor y escultor del siglo XX, creador y mayor representante del genero artístico conocido como surrealismo

La persistencia de la memoria (1931)


Los relojes blandos aparecen por primera vez en la obra de Dalí en 1931, cuando el artista diseña uno de sus cuadros más reconocidos: el archiconocido lienzo “La persistencia de la memoria”. De las imágenes creadas por el pintor, quizás esta sea la que con mayor fuerza ha penetrado en el inconsciente de los espectadores, convirtiéndose casi en emblema representativo del genio surrealista.

los simbolos presentes en esta obra no podian ser más claros a la vista:

Los Relojes Fundidos: 

Los famosos relojes fundidos representan la omnipresencia del tiempo y identifican su dominio de la humanidad. La inspiración para este concepto le llegó a partir de un sueño sobre un queso Camembert que corría una calurosa tarde del mes de agosto. Este símbolo representa una imagen metafísica del tiempo devorándose a sí mismo y a todo lo demás.

Dalí Hormigas: 

Cuando Dalí tenía cinco años vio un insecto que había sido devorado por las hormigas y del que sólo quedaba el caparazón. La multitud de hormigas en las imágenes y esculturas de Dalí hacen referencia a la muerte y a la descomposición de los cuerpos, y nos recuerdan la mortalidad de la humanidad. También se dice que representan el deseo sexual.

- ¿Crees que dentro de tres años habrás olvidado esta imagen?

- Nadie podrá olvidarla una vez vista.

El Gran Masturbador (1929), el despertar del erotismo daliniano
Esta es otra de las grandes obras de Dalí, encarna también las obsesiones sexuales del artista.

Salvador Dalí pintó este cuadro en 1929 tras haber pasado varios días en Cadaqués en compañía de Gala, quien a partir de entonces pasó a convertirse en una constante en su vida artística y personal. Diversos autores coinciden a la hora de definir el cuadro como una obra eminentemente autobiográfica, identificando el rostro amarillo como la personificación del propio pintor, que por aquel entonces atravesaba un proceso de transformación anímico-erótica, fruto de la irrupción de Gala en su vida.

Hallamos pues, en el rostro del Gran Masturbador, el cénit de la fantasía daliniana, un amasijo de carne y piedra que representa las tensiones sexuales que dominaban su ser a finales de los años ‘20, y que se manifestará de forma recurrente a lo largo de toda su trayectoria artística.

Algunos de los símbolos presentes en esta obra son las siguientes (no contare las que ya e mencionado..... aviso):

Rocas, piedras

Recuerdo al pueblo natal de Salvador Dalí i Domènech, Port Lligat,  paisaje inspirador de la obra del pintor catalán.

Saltamontes

Animales por los que siempre sintió una fobia patológica debido a un trauma infantil: adoraba a los saltamontes de pequeño hasta que un día cogió una babosa y le pareció que su cara era la de un saltamontes. Esta repulsión llevó a que incluso sus compañeros del colegio le escondieran saltamontes en sus libros y su mesa. Asimismo, este animal representa el canibalismo y amenaza sexual cuando se encuentra en la boca de un personaje. Es también un símbolo de su padre, a quien no quería

 El Ángelus, la obsesión por Millet


Dalí comienza a mostrar interés por la obra de Millet a principios de la década de los ‘30, dejando constancia de ello en el ensayo “El mito trágico del Ángelus de Millet”, cuya redacción comienza en 1933, a pesar de ser publicado todavía  treinta años después.


La inquietud que El Ángelus produce en el pintor catalán se basa en la identificación de un “contenido latente” que convierte la obra en una pintura “turbadora y enigmática, en palabras del propio Dalí. Según el pintor, la pareja del Ángelus representa una escena de agresión, sexo y muerte cuya esencia el artista asume para incorporarla simbólicamente a muchas de sus creaciones posteriores.

La impresión causada en Dalí por la emblemática obra de Millet le acompaña también en fechas posteriores, llevándole a recuperar el tema en uno de los decorados que diseñó para el ballet Tristán Fou de 1938, estrenado un año más tarde en el Metropolitan Opera House de Nueva York bajo el título de Bacchanale. También en 1965 el espectro de Millet vuelve a materializarse en el lienzo La estación de Perpignan, obra que recoge parte de la mitología daliniana estructurada en torno a las icónicas figuras de Millet.


En este recuadro hay podria decirse que ningun simbolo propio de Dalí, pues esta pintura muestra no más de lo que puedes ver. Hasta aquí dejare la entrada y con esto doy por terminada la trilogia de Hablando del arte.

AVISO
Luego de pensarlo bien e decidido cambiar el horario de las entradas, las publicaciones serán todos los sábados sin falta (si hay alguna avisare el porque), esto para tener un tiempo más decente para poder leer e investigar sobre el tema y así ustedes reciban una entrada de mayor calidad. Luego de haberles avisado esto no me queda nada más que despedirme, ¡adiós!.


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