A principios de 1918, el alto mando alemán era totalmente consciente de la guerra de desgaste que suponía la llegada de tropas nuevas estodouindenses al frente occidental. Por suerte, la Revolución rusa había acabado con los conflictos de Alemania en el Este, lo que permitía llevar miles de soldados experimentados alemanes de vuelta al frente occidental. Con esta situación, el Jefe del Estado Mayor alemán, el general Erich Ludendorff, decidió embarcarse en la primavera de 1918 en una ofensiva descomunal, la Kaiserschlacht, con la esperanza de lograr una victoria decisiva. La Operación Michael fue el primer ataque y se lanzó en la región de Somme el 21 de marzo; comenzó con un intenso bombardeo seguido de la acción de las tropas de asalto de élite. La meta era irrumpir en las líneas aliadas y hacer retroceder al ejército británico hasta los puertos del canal para que abandonaran a los franceses y estos se rindieran. Aunque los alemanes avanzaron al oeste más que ningún otro ejército desde 1914 y casi alcanzaron los centros ferroviarios de Amiens, finalmente se gastó la artillería y las líneas de abastecimiento y el ataque perdió toda su potencia.
Ludendorff lanzó una serie de ofensivas como parte de la Kaiserschlacht. El 27 de mayo Alemania atacó a los franceses en los riscos de Chemin des Dames para expulsar a las tropas británicas del norte y reforzar la ofensiva original en Flandes. Una vez más, las tropas de asalto alemanas hicieron retroceder considerablemente a los aliados hasta el río Marne, a 56 km de París. La victoria alemana parecía asegurada, pero de nuevo no disponían de los suministros necesarios para sustentar el avance y estaban exhaustos.
Apoyado en el territorio que se había ganado en el Marne, el ataque de la Kaiserschlacht final comenzó el 15 de julio, pero esta vez los franceses habían mejorado sus defensas. El bombardeo de artillería alemán impactó en trincheras desiertas y la línea de defensa aliada quedó intacta en una posición más atrasada, desde donde esperaban a los alemanes con fuego de artillería pesada. Se había frustrado el ataque de los alemanes y era hora de actuar para los aliados. El 18 de julio, el comandante supremo de los aliados, Foch, lanzó un contrataque masivo de tropas francesas, estadounidenses, británicas e italianas con un rápido bombardeo en línea seguido de 350 tanques y numerosos aviones. Esto supuso el principio del fin, pues pronto comenzó la Ofensiva de los Cien días que presionó a los alemanes inexorablemente hasta el armisticio del 11 de noviembre.
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