El 29 de septiembre de 1917, una fuerza de invasión alemana integrada por 25.000 soldados que acompañaban a una armada de 10 acorazados, 353 buques, 6 dirigibles y casi 100 aviones apareció en el archipiélago estonio. El Jefe del Estado Mayor alemán, el general Erich Ludendorff, del alto mando alemán, había propuesto un ataque decisivo que conseguría que el gobierno provisional ruso, bajo el mando de Alexander Kerensky, finalmente se retirara de la guerra. Una operación anfibia masiva, la más grande que el mundo había visto hasta ese entonces, se apoderaría de las islas del Osel, Moón y Dago, y tomaría el control de todo el golfo de Riga. Esto dejaría todo listo para una posible ofensiva futura en Petrogrado, la cabecera del deserciones, las defensas seguían resistiendo. Potentes baterías costeras de 30.5 cm luchaban contra los acorazados alemanes, mientras que campos minados bloqueaban cualquier avance alemán. Los viejos buques de guerra rusos en los estrechos no podían contra la flota alemana en un ataque directo, pero actuando en equipo con las defensas costeras, podían mantenerse a flote. No fue hasta que los detectores de minas alemanes encontraron un camino entre las minas que la armada alemana logró un verdadero avance. Al mismo tiempo, la segunda Revolución rusa del año acallaba los cañones navales. Los artilleros desertaron y los pílotos y oficiales fueron arrestados. La infantería alemana pronto se apoderó de las islas y tomó 20.000 prisioneros, mientras que el resto de la fuerza tuve que huir. del golfo.
Bandera de la Flota rusa del Báltico.
Imagen de las banderas alemanas para la marina
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