miércoles, 24 de febrero de 2021

El ejército del Imperio Ruso

Enseña

Bandera del Imperio Ruso (1914-1917)

Cuando la guerra inició, el imperio ruso pudo movilizar cerca de 5 millones de hombres en 115 divisiones de infantería y 38 divisiones de caballería. La infantería contaba con la versión vintovka-mosina del rifle de cerrojo Mosin-Nagant 1891 de 7.62 mm. Cada regimiento, ataviado con modernos uniformes de color verde y caqui, contaba con ocho ametralladoras de cinta Maxim M1910 con cámara de enfriamiento con agua, apoyadas por el cañón de campaña Putilov de 76.2 mm

Mosin-Nagant Modelo 1891.

Cañon de campaña Putilov

Los expertos en lanzas, los húsares, los dragones y los cosacos, todos con largas tradiciones de servicio militar, peleaban a su lado. Adémas, las divisiones de aviones y autos blindados cambiaban rápidamente la dinámica de la batalla. Rusia tenía dos ventajas: la tierra y los hombres. No obstante, había dudas sobre si la milicia rusa estaba realmente lista para pelear en una guerra moderna. Su población era de casi 170 millones de personas, así que el Imperio ruso podía convocar a más soldados que cualquier otra nación europea, pero casi todos provenían del campo, eran sumamente religiosos y con frecuencia supersticiosos. 

Dragones y Húsares rusos en 1807.

Automóvil blindado Austin (1916).

Avión ruso Russky Vítyaz

Infantería rusa en la Primera Guerra Mundial.

Trincheras rusas en los bosques de Sarıkamış.

El cadete ruso recibía poco más que un entrenamiento básico de las habilidades de un soldado. La alta tasa de analfabetismo dificultaba la comunicación y las decisiones tácticas complejas. El Estado Mayor y los cuerpos de oficiales enfrentaban conspiraciones, desconfianza y celos entre comandantes. Además, el nepotismo prevalecía por encima de las tácticas innovadoras. Si a esto le agregamos la creencia de que la bayoneta era más poderosa que la bala, el resultado era que las vidas de los soldados eran breves y las pérdidas eran algo aceptable. Aun así, aunque Rusia sufrió derrotas catastróficas, como en Tannenberg y los lagos Masurianos, lograría victorias gloriosas, como la ofensiva Brusílov, que casi acaba por completo con el ejército austrohúngaro. Adémas, Rusia podía ceder grandes cantidades de terreno, alejando cada vez más al enemigo de sus reservas y despejando el camino para un contraataque. Era sin duda un ejército poderoso.

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