El frente oriental era distinto a los campos de batalla y la tierra de nadie en Francia y Bélgica por muchos motivos. Estaba dividido en un frente norte en Polonia y el Báltico, donde el ejército ruso enfrentó a los alemanes, que venían con moral y bien equipados, y un frente sur, donde se enfrentaron a los ejércitos multiculturales del Imperio austrohúngaro en el sector que llegaría a conocerse como el Cementerio de Galicia, en el que cientos de miles de hombres perdieron la vida en una lucha sangrienta por el control. Aunque un estancamiento como el que ocurrió en el frente occidental no se llegó a dar en el oriental (principalmente por el amplio espacio disponible), de igual modo la tierra se vio salpicada de fortalezas locales, sistemas de trincheras profundas y posiciones fortificadas. Mientras que en el frente occidental las ofensivas solían limitarse a extensiones de tierra relativamente pequeñas, pueblos o salientes, la guerra en el frente oriental podía extenderse por kilómetros y kilómetros, con escuadrones de caballería, divisiones de infantería y autos blindados que se desplazaban por el campo.
Los ataques a gran escala, como el Gorlice-Tarnow (1915) o la ofensiva Brusílov (1916) penetraron unos 80 a 100 kilómetros en la línea enemiga y provocaron pérdidas humanas que alcanzaban millones sin poner fin a la guerra. Ejércitos enormes se ponían en movimiento en intentos de flanquear y sorprender o en ataques de distracción a lo largo de los cientos de kilómetros de la línea del frente. En el frente oriental fue donde surgieron tácticas como las tropas de choque y los bombardeos sorpresa; donde ciudades enteras y fortalezas se capturaban y perdían, y del terreno dependía el estilo de pelea. En algunas zonas predominaban los bosques profundos, pantanos peligrosos y montañas altas, mientras que en otras había ríos caudalosos y vastas planicies. Los inviernos eran duros y sin piedad; la primavera traía consigo el deshielo, las inundaciones y el lodo; y en verano el polvo de la tierra arenosa flotaba en el aire.
Contar con una infraestructura y un sistema de suministros eficaz era de importancia vital dadas las enormes distancias, por lo que ambos bandos trabajaban sin descanso para asegurarse de que las vías del tren y los caminos pudieran usarse. Más de tres millones de soldados murieron en el frente oriental y se calcula que 9 millones resultaron heridos. Las bajas de civiles, aunque es imposible determinarlas con precisión, fueron al menos igual de numerosas, incluso antes del estallido de la guerra civil rusa, pues millones de campesinos eran víctimas de los ejércitos que avanzaban y retrocedían.
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